Bajo la sombra de incertidumbre que envuelve al estadio del PSG, la decisión de Nasser Al Khelaïfi de apartar a Kylian Mbappé del equipo principal hasta que su futuro se aclare refleja una inquebrantable determinación respaldada por Qatar. Este movimiento, marcado por la suspensión de su participación incluso en el próximo enfrentamiento contra Lorient, subraya la urgencia del club parisino por liberar a su astro en este verano. Aunque Mbappé puede entrenar con otros jugadores excluidos según las regulaciones de la LFP, esto es temporal y podría desencadenar un proceso legal si la situación persiste tras el cierre del mercado. Paralelismos con el caso de Hatem Ben Arfa se trazan, ilustrando que el Comité Jurídico de la LFP podría respaldar a Mbappé si se le restringen sus derechos.
El PSG enfrenta un riesgo jurídico real si sigue su amenaza de marginar al jugador toda la temporada, dado que el fundamento para tal acción parece estar en factores extradeportivos, especialmente considerando su papel en la selección francesa y los próximos eventos deportivos en París. Mientras el jugador persiste en sus entrenamientos en Poissy, se avizora un pulso legal en el horizonte, en el que el PSG podría ver su posición debilitada y requerir su reintegración a partir del 3 de septiembre. En un contexto donde la Eurocopa y los Juegos Olímpicos añaden relevancia, Francia observa con interés a su capitán, el mismo que podría liderar al equipo hacia la gloria olímpica. Con el Sindicato de Futbolistas listo para actuar, el PSG enfrenta la encrucijada de su decisión y su posible desenlace, un desafío que definirá las próximas semanas.
