El análisis del director técnico de Orense, Juan Carlos León, tras el empate obtenido en el estadio Capwell, refleja un panorama de altibajos en el rendimiento de su equipo. Afirmar que merecieron más que el empate denota una ambición por la victoria, aunque las contradicciones surgen al señalar que el primer tiempo fue suyo en términos de propuesta, mientras que en el segundo tiempo les faltó profundidad y remate. Es un reconocimiento implícito de la presión alta ejercida por el rival y cómo ello repercutió en la intensidad de su equipo. La falta de adaptación a la segunda mitad y la necesidad de cambios tácticos evidencian ciertas debilidades en la gestión del partido. La mención de Orense como un equipo en transición y con jugadores jóvenes brinda contexto, pero también puede interpretarse como una preparación para justificar algunas inconsistencias. La meta de alcanzar un torneo internacional es un objetivo ambicioso, pero la evaluación de estar “haciéndolo bien” podría requerir una base más sólida.
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