El Paris Saint Germain tenía dos títulos de la Ligue 1 cuando Qatar se convirtió, en 2011, en su accionista mayoritario. Trece años después, los parisinos ya acumulan doce, el décimo bajo el gobierno qatarí, en lo que ha sido una superioridad aplastante, sin respuesta, sin nadie, salvo tres milagros, Mónaco, Montpellier y Lille, que haya podido contener una tiranía absoluta durante la última década.
Después del empate ante el Le Havre y tras el Mónaco no ganar en Lyon, el equipo de Luis Enrique, que podría lograr un Triplete histórico, póker si tenemos en cuenta la Supercopa cosechada ante el Toulouse, suma su segundo título de la temporada, en una Ligue 1 en la que nadie se acercó y ni siquiera molestó el dominio del Paris Saint Germain.
El técnico asturiano ha forjado un equipo de autor, sin estrellas, independientemente del rendimiento de Mbappé, que a pesar de haber visto reducido su tiempo de juego, principalmente por haber comunicado a Al Khelaïfi su marcha en agosto, se ha erigido otro año más, el último, como el mejor jugador de la Liga Francesa, campeonato que se le queda pequeño y en el que dejará de formar parte el 19 de mayo.
A pesar del alirón, aunque en París había ganas de celebración, la entrega del título no se acreditó este sábado, sino que se hará el 11 de mayo, en la jornada 33, contra el Toulouse, en el que será el último partido de Kylian Mbappé en el Parque de los Príncipes, pese a que no se espera que ese día comunique formalmente dónde jugará la próxima temporada.
Luis Enrique ya se había dado campeón este sábado después del empate ante el Le Havre, algo que se confirmó después de que el Mónaco no sumara los tres puntos en su visita al campo del Lyon. Ahora, el gijonés, de 53 años, centrará todos sus esfuerzos en buscar la final de la Champions, el 1 de junio en Wembley, pero antes deberá doblegar al Dortmund, al que ya se enfrentó en el grupo de la muerte en el que los alemanes acabaron primeros.
