El Real Madrid se ha proclamado campeón de Liga por 36ª vez en toda su historia. El conjunto blanco aprovechó su primer match ball en la jornada 35 venciendo primero con comodidad al Cádiz en el Santiago Bernabéu (3-0) y esperando después el tropiezo del Barcelona en Montilivi. El equipo de Xavi Hernández cayó de mala manera ante el Girona y cede la corona, que regresa a Chamartín dos años después.
Sin Karim Benzema, el futbolista sobre el que orbitaba todo el fútbol ofensivo del Real Madrid, Carlo Ancelotti se vio obligado a cambiar el sistema para dar cabida a Jude Bellingham en la mediapunta. El invento le salió a pedir de boca, especialmente en un arranque del campeonato atronador con cinco goles en las primeras cuatro jornadas y un doblete decisivo en su primer Clásico. La falta de nueve titular (muy criticada durante el pasado verano) la compensaron Vinicius (13 goles y 13 asistencias) y Rodrygo (10 y cinco) en la doble punta, con los secundarios Joselu y Brahim aportando desde el banquillo.
El equipo de Carlo Ancelotti se aupó al liderato en la jornada ocho y desde entonces no ha soltado la primera plaza. La única derrota del Madrid en el campeonato doméstico tuvo lugar en septiembre, en la jornada 6, contra el Atlético de Madrid y solo ha empatado seis encuentros. Lo demás, todo victorias, incluidas las cuatro contra sus grandes perseguidores, Girona y Barcelona. Los 74 goles marcados y los 22 recibidos convierten al cuadro blanco en el más goleador y el menos goleado.
Gran parte del mérito de este Liga recae en Carlo Ancelotti. El entrenador italiano, uno de los grandes artífices, logró que su equipo se sobrepusiera a las graves lesiones en el amanecer de la temporada de Eder Militao y de Thibaut Courtois, sus dos puntales defensivos, apelando al sacrificio colectivo por encima de las individualidades. Por el camino, el Madrid no ha podido contar durante diversos lapsos de tiempo con Vinicius (dos meses), Bellingham (un mes y medio), Tchouaméni (tres meses) o Camavinga (dos meses) por diversas lesiones.
Ante los numerosos problemas en el eje de la defensa en forma de lesiones o sanciones, Carlo Ancelotti recurrió a soluciones de emergencia como Tchouaméni o Carvajal, que formaron pareja de centrales en la goleada contra el Girona que encarrilaba el título de Liga.
El nivel ofrecido por Lunin, el notable rendimiento de veteranos como Carvajal, Kroos, Rüdiger; el empuje de Vinicius, Rodrygo o Valverde y la adaptación de los recién llegados y la segunda unidad explican el éxito del Madrid en esta Liga. Pero el principal nombre propio del campeonato no es otro que el de Jude Bellingham. El centrocampista inglés reconvertido a delantero ha sido la gran estrella de esta Liga merced a una adaptación meteórica resumida en una primera vuelta impresionante en la que se hartó a decidir partidos.
El éxito del Madrid en este campeonato no se explica sin la mano y la pizarra de Carlo Ancelotti. El veterano entrenador volvió a demostrar (por si aún hiciera falta) que es mucho más que un simple gestor de vestuarios. Su capacidad para adaptarse a las circunstancias, al contexto y a sus jugadores quedó de nuevo acreditada y convenció a sus futbolistas para formar un bloque camaleónico y gremial con una habilidad asombrosa para acomodarse a cualquier rival. La solidez y la solidaridad han sido las dos grandes armas de un campeón incuestionable.