Novak Djokovic no estaba muy por la labor de dejarse la piel este jueves en Riad. Fue el último participante del Six Kings Slam en llegar a la ciudad saudí, el miércoles, y venía de caer, sin opciones, el pasado domingo en la final del Masters 1.000 de Shanghái, precisamente contra Jannik Sinner. Y pese a que, a trancas y barrancas, terminó por dar la cara, el italiano volvió a ganarle (6-2, 6-7 (0) y 6-4 en 2h27) en la lujosa exhibición que reparte millones de euros como churros. El sábado se enfrentará en la final a Carlos Alcaraz. “Jugamos solo hace unos días y esta vez cometí un par de errores, pero supe seguir ahí y ganar. Conseguí resetear rápido después de perder el segundo set. Espero hacerlo mejor el próximo día. Aquí todos tratamos de dar lo mejor, aunque yo no estoy tan fresco ahora”, dijo Jannik.
El triunfo de Sinner lleva a Nole a un último baile frente a Rafa, el colofón perfecto para este torneo, aunque sea en el duelo por el tercer y cuarto puesto. No se podría pedir más ya que el balear tras medirse con Alcaraz, el ganador de 22 Grand Slams se enfrentara por última vez al mayor rival que ha tenido en su carrera, con quien se ha cruzado, oficialmente, 60 veces, en un cara a cara dominado por el de Belgrado (31-29).
Mala predisposición inicial
La actitud de Novak no fue buena, sobre todo en un primer set anodino por su parte, en el que falló más de la cuenta y perdió sin que Sinner tuviera que hacer nada del otro mundo, más allá de sacar bien y colocar las bolas con acierto al otro lado de la pista. The Venue no se llenó, ni mucho menos, lo que hace pensar que serían pocos los espectadores que acudirían a presenciar un partido normal de un hipotético Masters 1.000 en Arabia.
Mientras el exfutbolista del Valencia y del Madrid, Pedja Mijatovic, pululaba buscando su sitio en las gradas de la mastodóntica instalación, Djokovic se arremangó en la segunda manga e hizo un break para tomar una ventaja (2-0) que no le duró demasiado. Jannik reaccionó para ponerse por delante y esperó con paciencia una nueva oportunidad de romperle el servicio a Nole. La superficie dura instalada por GreenSet, rapidita, le venía bien al de San Cándido, que aceleró la velocidad de su derecha y casi cierra el triunfo al resto en el décimo juego. Aunque Djokovic levantó un 0-30 y peleó un poco más, hasta un desempate en el que no hubo color, porque él fue muy superior y lo culminó con un rosco. Era raro que, con el orgullo que tiene, dejara que le pasaran por encima dos veces seguidas, así como así.
Casi nadie esperaba un tercer parcial. Empezó con quiebre de Sinner y contrabreak del balcánico. Y continuó igualado hasta que el pelirrojo tuvo opciones de romper de nuevo. No lo hizo y Djokovic, acto seguido, tuvo también las suyas y tampoco las aprovechó. Por fin, Jannik encontró el break, gracias a un par de errores de Novak, pero falló otra vez a la hora de consolidarlo. El choque era una montaña rusa en esos momentos y cayó un tercer quiebre seguido, para Sinner, que, ahora sí, mantuvo su servicio y pudo celebrar, discretamente, la victoria.