La actuación de la Selección de Ecuador en la reciente doble fecha de las Eliminatorias al Mundial 2026 ha dejado mucho que analizar. En primer lugar, el experimento con una zaga de tres jugadores en la defensa es un cambio significativo en el estilo de juego ecuatoriano, que durante décadas se ha acostumbrado a una línea de cuatro defensores. A pesar de algunas imprecisiones, Robert Arboleda y Félix Torres demostraron un despliegue regular, con Torres destacando aún más al anotar dos goles. Sin embargo, es necesario cuestionar la titularidad de Hernán Galídez, quien mostró vulnerabilidades, especialmente en el partido contra Argentina. La vuelta de Piero Hincapié tras su recuperación plantea una interesante competencia en esta posición.
En el mediocampo, Moisés Caicedo ha demostrado ser una opción más sólida que Carlos Gruezo. Caicedo aportó en recuperación, marca y mostró la capacidad de llegar al área rival, asistiendo en el primer gol contra Uruguay. En contraste, Gruezo, quien fue un volante fijo en eliminatorias anteriores, ha estado falto de minutos en la MLS, y su falta de ritmo de juego se reflejó en el campo. El entrenador Félix Sánchez debe considerar seriamente la necesidad de mejorar la fluidez y creatividad en el mediocampo, así como la generación de jugadas ofensivas.
La elección de Kendry Páez por encima de Gonzalo Plata en el extremo derecho resultó ser una decisión acertada. Páez aportó en la ofensiva junto a Enner Valencia, mientras que Plata mostró una preferencia por el juego individual en lugar de un juego más asociativo. En el extremo izquierdo, Jhojan Julio sigue siendo una incógnita, ya que aunque mostró destellos de calidad en su asociación con Pervis Estupiñán, no logró tener un impacto ofensivo consistente. Enner Valencia, a pesar de fallar un penal, sigue siendo una pieza clave en la delantera ecuatoriana. Sin embargo, el entrenador Sánchez debe tomar decisiones importantes sobre la alineación, especialmente si pretende jugar con dos extremos y un solo delantero.