En una actuación histórica y brillante del Manchester City, los extremos Bernardo Silva y Jack Grealish se convirtieron en las principales fuentes de creatividad y juego del equipo inglés, que aplastó al Real Madrid por 4-0 y selló su boleto a la gran final de la UEFA Champions League. Bajo la dirección de Josep Guardiola, el City demostró una superioridad indiscutible desde el inicio del partido en el Estadio Etihad, y su victoria nunca estuvo en duda, respaldada por una exhibición de juego verdaderamente impresionante.
Silva, en particular, fue un constante dolor de cabeza para el joven Eduardo Camavinga, además de ser el autor de los dos primeros goles del encuentro. El portugués destacó por su habilidad para regatear, su capacidad para posicionarse en áreas de gol y su excelente asociación con los mediocampistas. También mostró versatilidad al retroceder cuando fue necesario. Por otro lado, Grealish tuvo un partido consagratorio en el City, luciendo imparable para Dani Carvajal. Su talento y velocidad proporcionaron soluciones ofensivas tanto por los costados como en el juego interior.
Aunque también se destacaron jugadores como Ilkay Gündogan en el centro del campo y Rodri en el inicio del partido, fueron los extremos quienes desempeñaron roles fundamentales y se convirtieron en las piezas clave en la impresionante exhibición de fútbol del equipo de Guardiola, asegurando su merecido lugar en la final de la Champions.