Max Verstappen, sin duda alguna, está dejando una huella imborrable en la historia de la Fórmula 1. Con su tercer campeonato logrado en Qatar, el piloto neerlandés se encuentra en una senda que lo podría llevar a un lugar de privilegio en el panteón de los grandes de este deporte. Al unirse al exclusivo club de tricampeones junto a leyendas como Brabham, Stewart, Lauda, Piquet y Senna, Verstappen demuestra su capacidad y determinación en las pistas. A sus 26 años, es el segundo tricampeón más joven, solo detrás de Sebastián Vettel. Aunque alcanzar los cuatro títulos de Alain Prost y perseguir la marca de cinco de Juan Manuel Fangio parece una tarea plausible, el verdadero desafío recae en acercarse a las siete coronas de Michael Schumacher y Lewis Hamilton. Esto se torna más incierto a medida que la Fórmula 1 se prepara para cambios técnicos significativos a partir de 2026, lo que podría alterar el equilibrio de poder y dejar en duda la continuidad del dominio de Red Bull.
La clave del éxito de Verstappen hasta ahora ha sido el respaldo técnico de Red Bull y su destreza al volante, pero las incógnitas se ciernen sobre su futuro. Aunque en 2024, dado el estatus quo técnico, es un favorito legítimo para alcanzar su cuarto título, su capacidad para mantenerse en la cima en un entorno de F1 transformada técnicamente es incierta. La posibilidad de que Hamilton, o incluso otros contendientes, recuperen la corona también es un factor importante a considerar.