La FIFA está interesada en hacerse cargo de la concesión del Stade de France, lugar emblemático para los equipos nacionales franceses de fútbol y rugby, e incluso comprar la instalación.
Esta fue una de las cuestiones que trataron el presidente del organismo que controla el fútbol mundial, Gianni Infantino, y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, el pasado 15 de febrero, y que siguió a otros encuentros en noviembre y diciembre durante el pasado mundial de Qatar, informa este jueves el diario L’Équipe.
El Stade de France, propiedad del Estado francés
El estadio es propiedad del Estado francés, pero su gestión se realiza a través de concesiones y la actual está en manos de un consorcio que incluye a dos grandes empresas francesas, Vinci y Bouygues, y termina el 30 de junio de 2025.
El Gobierno debería lanzar “próximamente” la nueva licitación de la nueva concesión, un procedimiento que está a cargo del Ministerio de Deportes.
La información detalla que el ya expresidente de la Federación Francesa de Fútbol (FFF), Noël Le Graët, que dimitió el martes en medio de acusaciones de acoso sexual y gestión poco ortodoxa, tendrá mucho que decir en este proceso.
Le Graët, de 81 años, goza de la confianza total de Infantino, quien le ha designado para dirigir la oficina de la FIFA en París, un trabajo que ya ha comenzado.
Partidos de gala o con selecciones
Dicho medio explica que a la FIFA busca tener un estadio de gran nivel en propiedad para organizar partidos de gala o con selecciones de países que no disponen de terrenos de primer orden, e incluso para competiciones que organice la entidad.
Una de las cuestiones clave sería la forma jurídica de una hipotética nueva gestión de la FIFA, sea en concesión o propiedad, ya que el Stade de France es el terreno oficial de las selecciones nacionales francesas de fútbol y de rugby, y también acoge numerosas otras actividades, como conciertos. Todo ello, en principio, debería mantenerse.
Valorado en 600 millones de euros más las obras
Según L’Équipe, el estadio estaría valorado en unos 600 millones de euros, pero precisaría de una renovación a fondo valorada en 300-400 millones más, y para ser vendido primero tendría que ser retirado del inventario público.
Situado en la ciudad dormitorio de Saint-Denis, a menos de tres kilómetros de París, el estadio alberga también encuentros de primer nivel, como la final de la Champions del año pasado, en la que se produjeron numerosos problemas relacionados con el acceso del público debido a la mala organización, como determinó una comisión independiente.
De momento, el estadio será una pieza clave en la próxima Copa del Mundo de Rugby, que comienza en septiembre, y en los Juegos Olímpicos de París de 2024, ya que allí se disputarán las pruebas de atletismo y rugby, así como las de atletismo paralímpico.