El torneo de tenis más antiguo del mundo, Wimbledon, comenzará el próximo lunes 3 de julio en el All England Club. Esta competencia, que se juega en césped desde 1877, se caracteriza por su estricto código de vestimenta que requiere que los jugadores vistan casi completamente de blanco. Esta tradición se remonta a las raíces elitistas del tenis, donde las clases altas solían vestir de ese color. Además, el blanco ayuda a disimular el sudor, evitando manchas antiestéticas en la ropa. A lo largo de los años, las reglas han sufrido algunas modificaciones, pero en general se exige que todas las prendas, accesorios y calzado sean mayoritariamente blancos, con solo pequeños detalles de color permitidos.
Sin embargo, algunos jugadores y jugadoras han desafiado estas reglas a lo largo de la historia. En 1977, Sue Baker usó una falda más corta de lo permitido, desafiando la norma de que no debe estar por encima de las rodillas. En los años 80 y 90, Andre Agassi se negó a participar en Wimbledon debido a su vestimenta extravagante y colorida, que no cumplía con el código de vestimenta. Incluso el exitoso Roger Federer fue reprendido en 2013 por usar zapatillas con suelas naranjas, lo que violaba las reglas del torneo.
A pesar de estas infracciones ocasionales, el código de vestimenta de Wimbledon sigue siendo una de las tradiciones más arraigadas en el mundo del tenis. El All England Club ha modificado ligeramente las reglas para permitir que las jugadoras usen ropa interior lisa y con colores intermedios u oscuros, siempre y cuando no sea más larga que la falda o el short que utilicen en los partidos.