Dos años después de proclamarse campeón, en 2022, Nadal volvió a ganar un individual Roland Garros. En esa edición, derrotó a Novak Djokovic en cuartos. Este lunes, se cruzarán en segunda ronda. Con dinámicas alejadas. El serbio sigue peleando por lo máximo. Rafa, por volver a ser competitivo. “Jugaremos en una situación diferente, porque cuando nos hemos enfrentado ha sido en rondas finales, por cosas importantes. No sé al nivel al que podré estar. Me esforzaré al máximo para crearle problemas. Es incierto lo que pasará, pero entraré con la actitud necesaria y si viene la inspiración, que me pille trabajando para que sea una noche especial”, aventuró el español sobre el 60º duelo entre ambos.
“Es un partido que me hace ilusión, pero soy precavido porque no sé al nivel competitivo que puedo estar. Estoy disfrutando de la experiencia”, apuntó el 14 veces campeón en París, que finalmente decidió jugar pese a haber expresado dudas tras el dobles con Alcaraz por sus problemas en el aductor largo de su pierna derecha, donde una resonancia detectó “algo”.
“Decidí jugar después de hablar con el equipo. He trabajado muchísimo con fisioterapia estos días y va aguantando. Aunque está la incerteza de cómo reaccionará el músculo, que parece que no interviene de forma muy directa en los movimientos”, contó Nadal, que sigue luciendo un aparatoso vendaje en su muslo, pero que no dio impresión de estar afectado ante Fucsovics.
Un partido que ganó “a trompicones”. En el que experimentó, como reconoció, una fuga de energía en el segundo set: “Jugué un buen nivel set, con un nivel superior al mostrado últimamente, pero no conseguí mantener la intensidad. Bajé y él comenzó a jugar cómodo. Cometí errores, cogió confianza y el partido se complicó mucho”.
(Tomado de diario AS)