Este es el puñetazo más fuerte que Norris puede asestar, una victoria incontestable desde la pole en el GP de Singapur, sin oposición y con más de 20 segundos de ventaja sobre Verstappen.
Pero Max apenas lo habrá sentido, el británico recorta solo siete puntos al campeón en su fin de semana más dominante, y en el circuito que en teoría podía ofrecer más sorpresas y caos. La ventaja se reduce a 52 con seis carreras y tres esprints por delante (180 puntos en juego). Y la calculadora le puede bastar al holandés mientras Mercedes y Ferrari no pasen de simples espectadores de una batalla en la distancia, que es lo que fueron en Marina Bay. Lando logró su tercer triunfo de 2024, sí, cruzó la bandera a cuadros con media vuelta de ventaja. También tuvo un par de sustos y roces que pudieron acabar en tragedia mientras debía disfrutar de su cómodo liderato.
Fue un domingo relativamente tranquilo en Singapur, sin accidentes, banderas amarillas ni apariciones del coche de seguridad (lleva nueve domingos sin salir, aunque en Bakú debieron sacarlo). Y esa carrera en procesión extendida convino a quienes ya habían hecho los deberes el sábado: Lando y Max, tan solos delante. O Alonso, con ritmo y cabeza para tratar de hacer buena la séptima plaza en la parrilla. El asturiano terminó octavo y sumó cuatro puntos al botín en otra carrera cerebral como la de Azerbaiyán. Sainz fue séptimo, adelantó su parada, progresó con el Ferrari y se sobrepuso a una primera vuelta defectuosa.
La salida no tuvo más incidencias que el tímido bloqueo de Piastri, que obligó a Leclerc y Alonso a saltarse la primera frenada, y la apurada alocada de Colapinto.
Hamilton salía con blandos, pero no asustó a los dos primeros. Y Max partía por lo sucio así que debió defender más que atacar. Así, Norris se marchó. Detrás, Sainz perdió la plaza con Tsunoda y Pérez tras un paseo agresivo por el piano. Cayó a la 12ª posición.
Era casi imposible adelantar en igualdad de neumáticos: Hulkenberg formó un tren de DRS incorruptible frente a Alonso y Leclerc. Así que algunos valientes como Hamilton y Sainz optaron por parar pronto. En el caso de Carlos, obligado para librarse del tráfico y ganar posiciones en aire limpio. Por momentos pareció una decisión genial, más adelante se supo que tampoco había mucho más que hacer en una carrera tan plana para todos. Hizo buenos adelantamientos en su camino hacia los puntos. No todos anduvieron tan finos.
Norris, Verstappen y Russell pararon pasada la mitad de la carrera y se quedaron como estaban. Hamilton, que había salido tercero, se autoeliminó por salir con blandas, porque igual que a Sainz le vino bien parar pronto, al otro Mercedes le costó luchar por el podio que finalmente se llevaría Piastri (3º) tras regalar dos adelantamientos certeros, marca de la casa, a las dos flechas de plata, aquí de color turquesa en homenaje a los 50 años de su patrocinador Petronas. Leclerc (5º) , otro que retrasó el ‘pit-stop’ hasta límites cuestionables, terminó cazando a los Mercedes, aunque no pudo con Russell (4º). No deja de ser curioso que ese mismo coche fuera incapaz de adelantar a Alonso durante 26 vueltas consecutivas, pero luego terminase casi 40 segundos por delante. Fernando, por cierto, salvó sin sobresaltos la octava plaza por detrás de siete coches de la otra liga y delante de Hulkenberg y Pérez, que completaron los puntos. Colapinto (11º) se quedó fuera del top-10 a pesar de una salida a borde del desastre que sin embargo, fue efectiva.
Polémica vuelta rápida de homenaje para Ricciardo
La pirotecnia de la bandera a cuadros por Norris, Verstappen y Piastri coincidió con un gesto que honra a Daniel Ricciardo y a la vez pone en cuestión todos los límites que sobrepasa Red Bull al contar con dos equipos, cuatro coches, con intereses entrecruzados en una misma parrilla: el australiano paró a dos vueltas del final, fuera de los puntos y en la que puede ser su última carrera en la F1, hizo la vuelta rápida y le robó el punto a Lando. “Gracias, Daniel”, dijo Max por la radio. En efecto, buen trabajo.
(Tomado de diario AS)